Mailén Rosenblum

Candidata Junta Comunal Comuna 10 

Ciudad de Buenos Aires

Frente para Todes

 

Nací hace 26 años en el barrio de Floresta, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en una familia de clase media. 

Durante gran parte de mi adolescencia no estuve siquiera cerca de involucrarme en cuestiones sociales. Hasta ese momento en mi casa no me hablaban de política: porque era chica, porque no entendía. Y yo tampoco preguntaba, porque para mí la política y los gobiernos eran eso por lo que mi papá discutía con mi abuelo. Era, sin ir más lejos, eso en lo que el neoliberalismo de los 90 la había buscado convertir: una mala palabra. Fue recién a mediados de mi escuela secundaria que empecé a pensar la política desde otro lugar. Por suerte, tuve una gran profesora de historia. Fue en sus clases en que encontré relación entre las decisiones de los gobiernos y la vida del pueblo. Fue, en particular, en sus clases sobre peronismo, que empecé a cuestionarme mis privilegios; que me dí cuenta de que había muchas injusticias, y fue en ese momento que comencé a leer distinto la realidad de mi país.

Me hice kirchnerista sin Nestor. En el 2010 su muerte me sacudió, pero hasta ese momento casi no lo conocía. Fue ahí, en paralelo a mi despertar político, que pude entender que el proyecto que él había propuesto años atrás tenía un objetivo que me interpelaba profundamente: que las desigualdades e injusticias fueran cada vez menos.
Cuando estaba terminando el secundario decidí que quería dedicarme a la docencia, así que al año siguiente ingresé al Profesorado de Educación Primaria del Normal N°4. 

En el 2012 comencé mi militancia política en la organización con la que más identificada me sentía: La Cámpora. Hace ya casi 8 años que milito en el barrio de Versalles de la Comuna 10. Cuando abrimos nuestra primera Unidad Básica la primera reacción de las vecinas y vecinos no fue fácil de llevar. La Cámpora había sido demonizada por los medios de comunicación.

En ese camino de militancia, fui encontrando nuevas preguntas que hacerme, y el movimiento feminista no me pasó desapercibido. Siempre tuve en claro que vivía en un mundo de hombres, lleno de desigualdades entre mujeres y varones. Durante mi formación docente la cátedra de Educación Sexual Integral así como también el abordaje transversal que lograban muchas docentes en sus materias me ayudó a repensar los estereotipos, a replantearme mis propios prejuicios, a romper la estructura de géneros binaria con que me habían enseñado a pensar la realidad desde muy chica, reconociendo desde un nuevo lugar a tantas otras identidades. Finalmente, aunque desde ese entonces había incorporado a mi militancia el cuestionamiento de las desigualdades originadas en cuestiones de género y el objetivo de que ese mundo más justo que soñaba lo fuera también en esos aspectos, fue con el tratamiento de la Ley de interrupción voluntaria del embarazo en el Congreso Nacional que sentí la necesidad de volcarme a la militancia feminista de un modo más orgánico. Hace poco más de un año decidí incorporarme al Frente de mujeres e igualdad de Géneros de mi organización, un espacio en el que la construcción colectiva y la sororidad no son sólo conceptos abstractos sobre los que teorizar sino prácticas políticas reales. Hacemos política desde el feminismo y pensamos la política atravesada por la perspectiva de género, y no como cosas separadas.

Hoy soy candidata a integrar la Junta Comunal de la Comuna 10 de mi Ciudad, no porque mi aspiración sea tener un cargo de gestión, sino porque la coyuntura me llevó a asumir ese lugar de responsabilidad y representación de todas mis compañeras y compañeros con los que tanto hemos recorrido en el barrio en que hace ya casi diez años milito.